El nuevo año se asoma entre las frías calles de Madrid.
Unos, envueltos por enormes bufandas, se han echado a la calle para ver las luces navideñas. Otros recorren las tiendas de arriba a abajo buscando ese capricho. Muchos saborean un café mientras analizan a los viandantes, portadores de divertidos gorros, a través de la cristalera de un bar.
Miles de familias observan desde las ventanas de sus hogares a esas personas que “disfrutan” de la Navidad… Un año más se alimentarán del calor humano durante la noche de fin de año. Los langostinos, los patés o el jamón no van a poder decorar el centro de mesa…
Es viernes, 30 de diciembre, y me encuentro frente a la ventana de mi habitación.
El cielo ya está oscuro y millones de pensamientos revolotean en mi cabeza, ¿será el “efecto fin de año”?. Quiera o no, en estas fechas siempre me invade una sensación de nostalgia y reflexión.
“Esta vez no haré propósitos para el 2017“, “Odio que la gente se quiera sólo porque termina el 2016“, “¿Por qué viajamos a nuestro interior sólo en Navidad?, decía. Y aquí estoy, dándole vueltas a mi yo del pasado, mi yo del presente, mi yo del futuro…
Este blog nació para dar rienda suelta a mis conocimientos del mundo digital y de la comunicación, pero desde hace un tiempo no encuentro nada que me anime a escribir. De vez en cuando entro, miro las visitas y me sorprendo..”Guau, ¿¡tanta gente consulta mi blog?! ¡si no he compartido nada!“.
Hoy, empujada por ese “efecto fin de año” he descubierto el motivo de mi abandono: no soy la misma persona. Soy la misma, pero distinta.
Sé que muchos ya habrán cerrado esta ventana. No pretendo aburrir a nadie con mis reflexiones, tampoco sé si habrá alguien a quien les interese, ni tan siquiera si alguien lo abrirá.
Este último periodo ha traído días que subrayaré y enmarcaré en mi vida.
He aprendido. He disfrutado. He tomado decisiones y he sido valiente. He tropezado muchas veces. He visto sabido recuperarme. He crecido. He mostrado y demostrado. He descubierto cosas sobre mi. He dado y recibido. He encontrado algo que me hace diferente. He visto que soy capaz de alcanzar lo que me proponga. He soñado. He sufrido. He luchado. He querido, reído, gritado, bailado y llorado. He improvisado. He sido yo misma.
He, he, he, yo, yo, yo… si, también he pensado en mi…
… pero siempre contigo.
Por eso, hoy me doy cuenta de que necesito otro blog. Un blog que me permita ser más yo y que podáis ser más vosotros. El mundo digital siempre me acompañará y va a seguir aquí, pero habrá más cosas de mi.
¿Acabo de escribir mi propósito para el 2017?
Sed felices. Disfrutad. Vivid.